Izal Crónica Alcalá de Henares
Izal nos visitó el viernes 26 de agosto en Alcalá de Henares. Arrancando el concierto con Copacabana, el tema que da título a su último álbum, los madrileños se alinearon al frente para interpretar este tema con contundencia. Empezaba así un concierto que cumplió todas las expectativas de sus fans, entre los que me encuentro.
¡Qué ganas tenía de ver al quinteto madrileño en un gran escenario! Desde que los escuché por primera vez en un pequeño local de Madrid, hace ya varios años, no había tenido la ocasión de volver a verles. Mientras, era testigo de sus éxitos y andanzas. Me los presentó Paco Román (Neuman) en un concierto solidario que parecía el presagio de nuestro futuro panorama musical. Izal y Neuman, ambos son ahora dos grandes grupos y ambos son artistas favoritos para este medio.
Ver el progreso de estas dos bandas es muy emocionante. Estar delante de Izal ahora y escucharlos, junto a tantos fans enloquecidos, disfrutando y coreando sus canciones desde el foso es un privilegio. Copacabana, Asuntos Delicados, Despedida, Pequeña Gran Revolución, El Baile, Tóxica, forman parte del excepcional repertorio que este grupo tiene en su haber.
Muchos los comparan con bandas como Vetusta Morla. Realmente me cuesta entender la comparación. Desde luego, no puede venir por su directo. A Vetusta Morla los he visto por “festival obligación” más de tres veces y (siento decirlo) ninguna de ellas he sido capaz de soportarlos. No son lo mío. Las salidas de tono y gallos varios de su vocalista me resultan insufribles. No es el caso de Izal. Si el grupo tiene algo envidiable es la destreza vocal de Mikel Izal, quien aporta ese aire de tierra y raíces que caracteriza la música del grupo.
Izal crónica Alcalá. | Foto Luis Miguel del Campo.
Como medio especializado en nuevos artistas, estamos acostumbrados a evaluar todo aquello que destaque de un grupo o que lo haga merecedor de un espacio que le ayude a salir adelante. Los de Izal ya no necesitan nuestra evaluación ni nuestra ayuda. Ya están ahí. Han llegado por méritos propios. Tras verles actuar, me ratifico en esas cualidades que todo grupo debe tener y que este grupo tiene. Izal tiene la voz, tiene las canciones, el sonido, la interpretación, la actitud y, sobre todo, la honestidad de la música que defienden. Todo esto hace que su directo sea magnífico. De mejorar algo, solo podrían hacerlo añadiendo horas para alargar la alegría de estar con ellos más tiempo.
El concierto de Izal lo disfrutamos pese a que la lluvia interrumpió fuertemente. Tdos los que estuvimos allí, lo pasamos en grande. Además, da gusto ver un concierto en el semidesaparecido Palacio Arzobispal complutense. Su inmensa explanada y los muros que la rodean permiten una gran acústica y un espacio de lujo para bailar y saltar holgado. Y eso es lo que hizo el público que se congregó para ver a Izal: bailar, cantar, saltar, emocionarse y guardar un gran concierto en la memoria.